Gato traidor
Hace casi un año, mi hermana me regaló un gatito negro. Al principio se suponía que era una gata y se llamaba Luna, luego cuando lo llevé al veterinario por primera vez, él nos dijo que era un gato y entonces le pusimos Chino. Era un gatito muy valiente y muy desapegado. Yo le compraba sólo alimento del bueno, atuncitos de los caros y siempre estaba al tanto de que no se quedara sin nada… ni siquiera la arena para cagar. Cuando todavía estaba chiquitillo, lo envenenaron y tuve que correr como un loco con él y sobrevivió por la mínima. Hace muy poco, otra vez se volvió a enfermar y tuve que volver a correr con él. Nuevamente sobrevivió y por recomendación del doctor, lo dejé encerrado por una semana en la casa para evitar cualquier recaída, porque esta segunda vez no se supo qué fue lo que le pasó… Durante este tiempo, el gato se volvió insoportable… lloraba y molestaba todo el día porque quería salir a la calle y ni siquiera me dejaba dormir tranquilo. La cosa es que para no cansarlos con el cuento, cuando acabamos con la cuarentena de una semana, lo dejé salir a la calle y estas son las horas de que a mi casa, nunca más volvió. Mi mamá dice que ella sí lo ve todos los días porque llega a la casa de ella, se come algo y jala. Gato malagradecido… me abandonó. Bueno al menos sé, que el gato todavía está bien y créanme que después de ésta experiencia y tantas angustias, yo difícilmente, vuelva a tener otra mascota en el futuro cercano!
Es que el problema con los gatos es que regalados no funcionan. Los que sirven son los que llegan a casa por sus propios medios y lo adoptan a uno. De esos sí que no hay como deshacerse.